Reflexiones: Sentenciando Tradiciones

Hace no mucho hablábamos de si tener una cámara en la mano, nos dá permiso a todo. En esta ocasión reflexiono sobre otro tema complementario.

Estamos en época de mascaradas y es una oportunidad para descubrir diferentes tradiciones de nuestra cultura. Pero a estos eventos debemos ir con una postura de observadores y sobre todo a disfrutar. Lo que me he encontrado es que muchos van Sentenciando Tradiciones.

¿A que me refiero cuando digo que la gente va sentenciando tradiciones (y por supuesto yo he juzgado algunas sin entenderlas, pero errores tenemos todos…)?

Me refiero a que la gente va con una visión sesgada de lo que deben ser estos eventos, con unos criterios que establecen según lo que han visto en otras o según lo que en su mente tienen que ser.

Hay gente que sin conocer la idiosincrasia de cada lugar comienza a matizar puntos que no deberían ser de un modo porque en otros lugares se hacen de otra forma.

También he encontrado los que dicen que una mascarada se antoja muy artificial para ellos, que antes no era así.

Actualmente (salvando algunas excepciones) las tradiciones como las mascaradas son meras representaciones de lo que en su día fueron, son eventos que un pueblo se niega a perder en el olvido y utilizan todos sus recursos para evitarlo.

Antiguamente estos eventos eran días de transgresión donde los mozos disfrutaban en su pueblo disfrazándose y realizando actos que otros días estaban prohibidos o mal vistos. Además de no tener público foráneo mientras ejercían esas diabluras.

Estamos en una época en la que ya no hay mozos, o al menos no los suficientes en la mayoría de los pueblos para seguir con dicha tradición. Una época en la que en todas las manifestaciones culturales te encuentras más personas viendo o fotografiando, que disfrutando de la fiesta que se genera.

Además debemos tener en cuenta que todos los actos quedan registrados y si en algún tema se exceden más de la cuenta y ese acto se publica en las redes, seguramente genere excesiva controversia. Por lo cual limitamos la transgresión y libertad de estos actos.

Hemos de pensar que todo en la sociedad evoluciona, para bien o para mal, pero cada cambio general, involucra detalles en lo local. Y si en un lugar necesitan «teatralizar» o estructurar una tradición, los visitantes no somos quienes para decirles que o que no deben hacer.

Dejemos de ir con prejuicios a los lugares y vayamos a disfrutar, y sobre todo a conocer y entender a las personas que trabajan por y para mantener estas tradiciones.

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