Conversaciones Improbables: Virginia Carracedo y los Incendios Forestales

Este mes de Enero de 2016 publiqué una Reflexión sobre los incendios acaecidos en España en Diciembre, tras la que varias personas me dijeron que me quedé corto y que tenían ganas de más o que no me metí en harina. Y eso me hizo pensar en que podría haber puesto más cosas, pero posiblemente sin contrastar y los que me conocéis sabéis que no soy de ese tipo de personas.

Así que se me ocurrió buscar a alguien que supiese más del tema, y buscando me encontré por las redes sociales con Virginia Carracedo, profesora e investigadora en la Universidad de Cantabria, que obtuvo un premio RADE por su tesis doctoral sobre «Incendios forestales y gestión del fuego en Cantabria».

¿Quién mejor que ella para profundizar sobre el tema de los Incendios?

5 Imprescindibles
Lugar: El monte
Película: El último mohicano
Libro: Tuareg
Alguien: Familia y amigos
Montaña: Sejos

Un placer tenerte aquí Virginia. Comencemos

 Después de leer la reflexión ¿Qué opinas de lo que dije  en ella?

Creo que una reflexión siempre es buena porque obliga, tanto al que la  escribe como al que la  lee, a pensar más profundamente sobre el  tema.

Entrando en éste, en algunos puntos estoy más de acuerdo que en otros.  Por ejemplo, se le ha dado mucha importancia a la situación atmosférica de  esos días, y no hay duda de que la tuvo, sin embargo, este episodio no se hubiera producido si no hubiera habido detrás una intencionalidad de quemar.

También se ha hablado mucho sobre que los cambios establecidos en la Ley de Montes, concretamente la posibilidad que abre de cambiar el uso forestal por urbano, fueron los responsables de los fuegos de diciembre en el norte. No digo que esto no pueda llegar a ocurrir en otras zonas, pero en nuestro ámbito pondría la mano en el fuego a que ni uno solo de los incendios ha sido por ese motivo. Vamos a ver, los que apuntan esa posibilidad, ¿se han fijado en dónde se producen la mayoría de los fuegos?

Incendio (Foto: Ablaeninternet)

Estoy completamente de acuerdo en que no se puede responsabilizar a un solo colectivo, en este puzle hay muchas piezas que es necesario encajar.

¿Cuál es la situación actual en la zona norte con los Incendios Forestales?

La situación actual es mala, muy mala diría yo. Si vemos los datos de incendios de las provincias del norte, incluyendo las provincias de León y Zamora que tienen un patrón muy parecido, vemos que más del 62% de los incendios y del 45% de la superficie quemada en España entre 1968 y 2013 (últimos datos oficiales) ocurren en este ámbito. Y no solo eso, sino que  también es una de las áreas más afectadas de Europa.

Lucha contra el fuego (Foto: Andres Miguez)

Con todo, la situación no es igual en todas estas provincias, y si las analizamos por separado veremos que en el País Vasco la incidencia es muy pequeña -tienen mayor cultura forestal que ganadera, que es donde está el origen de estos fuegos-, y que en Galicia y las provincias de León y Zamora, tanto los incendios como la superficie quemada se han reducido mucho durante los últimos años, lo cual no quita para que su peso, sobre el total, siga siendo el mayor. Sin embargo, si vemos lo que ocurre en Asturias y en Cantabria la cosa es diferente y preocupante, porque tanto los incendios como la superficie quemada siguen no solo incrementándose sino duplicándose desde finales de los años 2000 (algo en lo que ha tenido mucho que ver los cambios en la PAC).

Además, mientras que en las primeras tienen la problemática de los incendios de verano (los de mayor peso) y de los de invierno (segundo máximo anual), en Asturias y en Cantabria la mayor parte de los incendios se concentran durante el invierno-primavera, son intencionados y la vegetación afectada, en un 80% es matorral, lo cual está relacionado con su principal motivación: el mantenimiento de pastos.

Estos datos nos indican que algo no va bien, pero podemos añadir que están aumentando los incendios más grandes, los de más de 100 ha; que el porcentaje de conatos, que habitualmente se utiliza para hablar de la eficacia de la extinción, es muy pequeño; que aunque la afectación a arbolado autóctono es pequeña, se está incrementando. Por tanto, parece que podemos asegurar que la gestión que se está realizando (muy enfocada a la extinción y a la prevención pasiva) no está dando resultados y es necesario cambiar su enfoque.

Si profundizamos ¿Que nos podemos encontrar?

Bueno, te voy a hablar de Cantabria principalmente, porque es el caso que he estudiado y que conozco mejor. Si seguimos profundizando nos podemos encontrar de todo, pero lo podemos resumir en falta de diálogo, falta de consenso, enquistamiento de determinadas situaciones, posturas enfrentadas e inmóviles…

¿Cuál es la clave del problema?

Creo que es posible que la clave de la situación en la que nos encontramos hoy sea la falta interés real en buscar soluciones. Lo que pase a partir de ahora ya lo analizaremos dentro de un tiempo.

Me explico, el episodio de diciembre no ha sido un caso aislado, estas situaciones las hay prácticamente todos los años. Cada año hay entre uno y tres episodios similares en los que se producen muchos incendios y/o se quema mucha superficie. Son más habituales en febrero y marzo que en diciembre. De media suelen durar 17 días, pero los hay que han durado muchos menos días (en 1999, en solo cuatro días se produjeron 52 incendios que quemaron 1.104 ha) u otros que se han prolongado hasta 35 días (en 1997, 292 incendios quemaron 4.840 ha). Pues bien, solo en estos episodios se concentran de media, cada año, el 55% de los incendios y el 67% de la superficie quemada ¡y algunos años han llegado a concentrar el 90% de los incendios  y de la superficie quemada!

Sobrecomillas calcinado

Para que se den esos episodios confluyen diversos factores, tanto naturales como humanos. Entre los primeros, destacan el viento sur o el tiempo anticiclónico y una vegetación más seca, y entre los segundos destaca la práctica tradicional de quemar con el objetivo de que salgan pastos nuevos o de abrir zonas por donde transita el ganado, que se han cerrado, antes de éste suba al monte a finales de la primavera.

Fuego en el bosque (Foto: Ervins Strauhmanis)

Lo que quiero decir es que lo que ha ocurrido en diciembre no es algo excepcional como se ha difundido en muchos medios, es verdad que este diciembre ha sido algo mayor en cuanto a superficie quemada, pero nada más, -(y ojo, porque en 2012 se quemaron más de 14.000 ha, poco menos que ahora). Sin embargo, la diferencia es que no suelen ser tan mediáticas ni tan visibles desde zonas urbanas (en esta ocasión se veían los incendios desde municipios como Santander y su entorno donde vive mucha gente), y creo que eso ha sido precisamente lo que ha hecho que los ciudadanos se alarmen y se haga extraordinaria una situación que, por desgracia, no lo es tanto.

La bueno de este interés que de repente tiene todo el mundo en los incendios del norte, es que es algo que podemos (y debemos) aprovechar para buscar soluciones. Lo malo es que todo el mundo tiene algo que decir y se lanzan mensajes que no tienen nada que ver con la realidad.

¿Y su solución o soluciones?

Como pasa con casi todos los problemas, no creo en las soluciones mágicas ni sencillas, y esta no es nada fácil. La solución pasa porque las partes implicadas dejen de lado conflictos pasados, hablen, se entiendan y busquen esas soluciones de forma conjunta, sin imponer, con consenso, con cabeza, con generosidad.

La solución también pasa porque se deje hablar y entenderse a los principales implicados. Con esto no quiero decir que el resto de sectores interesados no debamos decir nada, todos tenemos que tener voz y voto, pero creo que los verdaderos protagonistas son los ganaderos y la Administración. Sin ellos trabajando en la misma dirección, por desgracia, no hay nada que hacer.

Por otro lado, es importante evitar la demagogia, que lo único que hace es confundir a la mayor parte de los ciudadanos, que no conocen el tema en profundidad, y que acaban demandando cosas sin sentido. Por ejemplo, está claro que la repoblación de algunos de los lugares que se han quemado es necesaria para evitar la erosión y ayudar en su regeneración, sin embargo no tiene sentido repoblar si no trabajamos el problema de fondo, porque entonces  esas repoblaciones, que cuestan mucho dinero, acabarán quemadas de nuevo, tal y como ya ha ocurrido antes.

Tras la oleada de incendios en Diciembre, se ha llegado a criminalizar a los ganaderos ¿Qué puedes decirnos al respecto?

Esta es la pregunta del millón porque, sí, todo parece indicar que la mayor parte de los incendiarios tienen una motivación relacionada con la actividad ganadera, pero resulta que no todos los ganaderos son incendiarios. Aún así, no seré yo quien los criminalice, aunque quiero dejar claro que no defiendo ninguna acción que conlleve quemar el monte de forma intencionada (que por cierto, lo que se quema principalmente es superficie no arbolada y no “el bosque” como muchos dicen). El monte es de todos y todos deberíamos tener derecho a disfrutarlo, como decía el conejo Fidel, protagonista de las primeras campañas de concienciación del desaparecido ICONA, en 1963: “Cuando un monte se quema,  algo tuyo se quema”.

Hay que dejar claro y repetirlo, si hace falta, que no todos los ganaderos son culpables, y que hay muchos que tampoco están de acuerdo con lo que se está haciendo. Lo que nos dicen los datos, supuestos en su mayor parte (porque como apenas hay identificados, ni detenidos, ni imputados, ni condenados, no se puede asegurar),es que  2/3 partes de los incendios que se producen en Cantabria son “provocados por pastores y ganaderos para regenerar el pasto”.

Sin embargo creo, como tú decías en tu reflexión, que la culpa no es solo suya, y que todos tenemos algo de culpa. Debemos evitar poner etiquetas del bueno y el malo porque dificulta el que las partes implicadas lleguen a acuerdos.

Esa motivación que apuntaba antes, que es la que se indica en la Estadística de incendios Forestales (por cierto, una de las mejores del mundo) en realidad oculta múltiples desacuerdos, principalmente entre la Administración y los ganaderos, que no aparecen en ningún papel ni estadística, pero que cuando hablas con unos y con otros lo vas entresacando de la conversación, directa o indirectamente. Y en eso es en lo que creo que hay que trabajar más, en ver cuáles son los puntos de desacuerdo o no entendimiento, e intentar resolverlos.

También debemos tener en cuenta que el hombre ha usado el fuego a su antojo desde que aprendió a controlarlo y que las quemas se llevan utilizando en el mundo rural, como una herramienta más, desde hace siglos. Y esto es algo que a la sociedad actual, más urbana (y muchas veces alejada de la realidad de ese mundo rural) y preocupada por la conservación del medio ambiente, le cuesta mucho aceptar.

No todos los fuegos son malos, y si las quemas se hacen cumpliendo una serie de requisitos, lo que en la actualidad denominamos quema prescrita, (que no es lo mismo que controlada), los daños no son tan elevados. Sin embargo, no todo el mundo opina igual y hay mucha gente que piensa que el fuego, fuego es,  y que debería eliminarse y desbrozar.

Creo que el uso del fuego en este ámbito, tiene un componente sociológico tan fuerte, está tan vinculado a la gente (porque hablamos de incendios, pero cada año se realizan miles de quemas autorizadas), que cualquier intento de eliminarlo completamente y de forma brusca va a resultar inútil. Hay que pensar en otras opciones y en este caso hay que incidir en mejorar la formación, la educación, las oportunidades de desarrollo rural, de la población en general y de los jóvenes en particular.

Porque nuestros espacios forestales son de interés para muchos otros sectores aparte del ganadero, como son el forestal, el de cazadores, el turístico, etc., que también tienen derecho a su uso y a opinar. Y el monte que se quema alberga una gran diversidad de especies que se ven afectadas y que tenemos la obligación de proteger para asegurar su conservación, porque constituyen un importante patrimonio natural que no podemos perder. En el mismo sentido, los espacios forestales (espacios usados y transformados durante siglos), son parte de un patrimonio cultural que en el caso de Cantabria, donde ocupan dos terceras partes de la región, adquieren un interés notable.

Sin embargo, nos guste o no, debemos de contar con la opinión de la gente que vive y trabaja en el ámbito rural porque muchas veces se han tomado y se toman decisiones desde los despachos de las ciudades sin tener en cuenta los problemas y las necesidades de una población que tiene muchas dificultades (despoblación, envejecimiento, aislamiento…) Y les guste o no, ellos deben tener en cuenta que los espacios forestales de Cantabria son un patrimonio de todos, muy valioso tanto desde el punto de vista natural como cultural, que es necesario conservar y preservar para las generaciones futuras. Como te decía al principio, un puzle complejo que es necesario encajar.

Pirómano o Incendiario ¿Quién hay detrás de los incendios forestales?

Desde luego, pirómanos hay pocos, aquí poco más del 1% y en toda España, en torno al 5%. Un pirómano es una persona con una patología psíquica. Lo correcto, cuando hablamos en general, es utilizar el término incendiario. Puede parecer una tontería, pero yo creo que no lo es, porque si no utilizamos los términos con corrección, terminamos induciendo a error a quien nos escucha o lee. Si no utilizamos el mismo idioma no nos entenderemos bien. Y en este sentido creo que los periodistas y los políticos son los que deberían poner más cuidado en ello, ambos son los responsables de que la información llegue a millones de personas y si esa información no llega de forma correcta, estamos mal informando a la gente.

Y tras dichos desastres que han asolado el territorio, llega el agua y la nieve ¿Qué conlleva dicho proceso en las condiciones del suelo?

Erosión (Foto: Alberto Garcia)

Erosión. Sobre todo en las zonas de mayor pendiente, que son la mayoría. Si damos una vuelta por algunas zonas de Cantabria, como por ejemplo el valle alto del Miera, veremos laderas que se queman todos los años, con un alto grado de erosión. Sin embargo, aquí entramos en otro de los problemas que tenemos en la región, como es la falta de estudios sobre los efectos de los incendios. Apenas los hay, y para poder hacer una valoración real tanto de la incidencia sobre el suelo, como sobre la fauna o la vegetación, hacen falta investigaciones que no están hechas.

Es habitual que se haga referencia a los efectos de los incendios poniendo como ejemplos resultados de estudios de otros ámbitos, como el mediterráneo, y eso no es correcto.

Principalmente por dos motivos, porque aquí llueve más y la vegetación se regenera más rápidamente y porque la intensidad del fuego no suele ser tan elevada y con ello, los efectos suelen ser menores.

Y para acabar ¿Hay alguna pregunta que nunca te hayan hecho y siempre hayas querido responder?¿Y cuál es su respuesta?

En estos momentos, y si tuvieras poder de decisión (y una varita mágica), ¿Cuáles serían los primeros pasos que darías, de forma inmediata, para reducir drásticamente esas estadísticas que nos ponen a la cabeza en el tema de incendios?

Reuniría a todas las partes las sentaría a dialogar, y no las dejaría salir hasta que no conciliaran intereses y llegasen a acuerdos de cómo llevarlos a cabo, con calendario y acciones concretas incluidas.

Potenciaría la formación y las oportunidades de desarrollo del ámbito rural (y también la formación de la población urbana sobre la realidad del mundo rural). Y trabajaría mucho con la gente joven, tanto con la rural como con la urbana, porque si algo me llama tremendamente la atención es que son precisamente los más jóvenes los que tienen las posturas menos flexibles.

Incendio Forestal (Foto: Coconino National Forest)

Sin duda una entrevista muy gratificante y esclarecedora de la mano de Virginia Carracedo, si queréis saber más sobre el tema o conocer un poco más sobre el trabajo de Virginia os dejo los siguientes enlaces:

Reflexion: Incendios Forestales

Virginia Carracedo: Twitter, Libro, Tesis, Ivoox

4 comentarios en “Conversaciones Improbables: Virginia Carracedo y los Incendios Forestales”

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