Reflexiones: ¿Nos alegramos de ver la nieve?

Por fin ha llegado la nieve, tan necesaria sobre todo después de la meteorología que tuvimos en 2017. Pero con la nieve, llegan otros problemas.

Hoy en Al Filo de lo Improbable, reflexionamos sobre si ¿Nos alegramos de ver la nieve?.

Estamos en plena temporada invernal y con uno de los temporales de frío y nieve más importantes de los últimos años. Una muy buena noticia para la sequía y el nivel de los pantanos que estaban bajo mínimos.

En la gráfica vemos el estado del Embalse del Ebro, no nos acercamos al nivel medio de otros años, pero por lo menos mejoramos la situación del año anterior. Y esperemos que continúe nevando y lloviendo para seguir recuperando.

Hasta aquí todo bien, pero la nieve tiene su lado malo. Desde la antigüedad la nieve causa males a las poblaciones más apartadas y las incomunica. A mi modo de ver lo que ha pasado es que hemos cambiado nuestra forma de actuar respecto a este problema, ya que antes nos preparábamos para el invierno abasteciéndonos de alimentos y otros elementos necesarios. Pero ahora con las facilidades que hay, hemos dejado de hacerlo.

Actualmente dependemos de los operarios de las máquinas quitanieves que en esta época no pueden parar, para tener la red viaria muy limpia. Esta todo correcto es su trabajo, pero eso no indica que la carretera tenga que estar limpia, sino que la limpiarán cuando pueda ser limpiada.

No podemos achacar nuestra falta de previsión a su trabajo porque ellos saben perfectamente cuando y como tienen que hacerlo. Si no podemos coger el coche, tren o autobús, porque hay temporal es culpa nuestra. Y si teníamos que estar en otro sitio y lo tenemos que coger necesariamente, también es culpa nuestra.

Ahora viene el punto de la estupidez humana, que siempre sale a relucir con episodios como los vividos hace unas semanas en las autovías y autopistas del estado con la gente atrapada por nieve. O los chavales que subieron con el todo-terreno hacia el Angliru.

En mi opinión la culpa de los primeros es de todos los implicados (conductores, empresa de autopista y estado) aunque de unos más que de otros. En el caso de los segundos, es totalmente de los chavales, y después de ver la soberbia y prepotencia tras el acto….

Creo que la culpa es de que tenemos una “red imaginaria” de seguridad que pensamos que nos va a coger si nos caemos y como nos sentimos seguros frente a todos los contratiempos, pues no pensamos en las consecuencias y cuando pasan las cosas es cuando llamamos a papa Estado y le echamos la culpa por nuestra ignorancia.

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